16 de octubre de 2008

Mecánica grupal

Cuando se forma un grupo de individuos cada uno de ellos adquiere un rol determinado, una pauta de comportamiento que lo define inicialmente y por la que todos los demás miembros del grupo esperan que se rija. Si el individuo mantiene este primer comportamiento seguirá perteneciendo al grupo; en cambio, si lo abandona o lo trastoca puede dejar de aceptarse como miembro del mismo.

Si el individuo altera esta pauta, su ‘manera de ser’ dentro del grupo, será considerado ‘anormal’ frente a lo otro, que era considerado ‘normal’. (La normalidad/anormalidad de sus comportamientos no tiene por qué ajustarse a la noción de normalidad/anormalidad definida en un estrato superior y objetivo -sociedad, entorno, familia- al margen de este nuevo grupo.)

La desviación respecto a la pauta de comportamiento que el individuo tenía cuando formó parte del grupo puede ser intencionada o no serlo.

En el primer caso –si el individuo cambia su ‘carácter’ intencionadamente- éste escoge salirse del grupo y es seguro que no se sentirá excluido, pero sí superior por haber evolucionado dentro del sistema grupal. Es un ser nuevo, distinto, y probablemente dejará de encajar en el grupo en el que se formó.

Si el alejamiento no es del todo intencionado sino que, por ejemplo, se ve forzado por un componente externo –segundo caso: desviación no intencionada-, este individuo se sentirá excluido del grupo, tal vez hasta sea apartado violentamente por los demás, sintiendo por tanto una clara desubicación dentro del grupo que lo vio ‘nacer’, pues ha perdido su posición, ha abandonado la definición que hizo de sí mismo y ahora nadie le reconoce.

Solamente en el caso de una evolución completa de todos y cada uno de los miembros del grupo se dan las condiciones de re-adaptación de unos con otros, posibilitando entonces la entrada de nuevos miembros y la salida de otros que han dejado de ser significativos para el sentido del grupo. Esto sería la mecánica grupal dinámica.

Nuestras vidas transcurren siempre en entornos en los que estas mecánicas grupales consiguen encasillarnos: somos oficinistas, comerciantes, bondadosos, tercos, indolentes o soñadores, pero solamente oficinistas, comerciantes, ..., etc., y son, por lo tanto, estáticas.

La mecánica grupal estática (que no permite desviaciones en los individuos) es alienante. Es la más extendida porque sirve como medida de protección ante el cambio. Es conservadora y también dictatorial en tanto en cuanto establece normas de obligado cumplimiento para los miembros de cada grupo.

Por el contrario, la mecánica grupal dinámica admite variaciones en los miembros del grupo y, por tanto, cambios significativos del propio concepto de grupo sin menoscabo de su identidad (que a la postre será ‘variable’). Dentro de un entorno con este tipo de mecánica, las normas -aunque no dejan de existir- se crean y se destruyen. Cambian. Evolucionan. El individuo puede (auto)completarse y también completar a otros miembros de su grupo o de otros grupos ya que la dinámica permite movimientos migratorios entre grupos.

Es preferible una mecánica grupal dinámica a una estática, pero la triste realidad nos mueve en entornos estáticos (uno o varios, pero todos inamovibles).

Solo unos pocos han sido capaces de ir más allá, evolucionar, vivir: aventureros, idealistas, librepensadores, visionarios.

Por desgracia, en la esfera de lo cotidiano a estos individuos se les atribuye el apelativo de “locos”.